vrijdag, maart 15, 2013

Habemus papa, mama, abuelos mis viejos




En diciembre del año 2010 y en marzo del año 2011 me avisaron del
Archivo Provincial de la Memoria que tenían fotos de la detención de mis
padres en la D2.
Por la edad que tenía al momento desus secuestros y desaparición, no tengo recuerdos
de ellos. Sólo los conocí por fotos. La frase que escribió mi mamá en su última carta:“
muéstrenle las fotos de su cumpleaños todos los días para que no se olvide de sus papás” iba a tener
mucho significado en mi vida. No sé como eran sus voces, ni su olor, ni el
sonido de sus risas, ni de sus gritos de
felicidad o bronca.
Sólo los vi, durante años, en fotos. Imaginándolos, imaginándome, imaginándonos.
 Las fotos, que mi mamá había pedido me mostraran todos los días mis abuelos (con sus
casas allanadas varias veces) no pudieron hacer otra cosa que guardarlas y esconderlas.
Vivíamos en un tiempo de silencio y de miedo continuo. Con la detención de mis viejos, también se
detuvieron las imágenes y las palabras sobre ellos. No más fotos de Berta y Daniel por ningún lado. 
Desde 1975 hasta 1985, diez años de paréntesis, que culminan con el Juicio a las Juntas y
mis abuelos diciéndome que era hija de desaparecidos y no como creía hasta ese
momento, de muertos en un accidente.

Fue y sigue siendo un aprendizaje difícil, que implicó muchos años, el leer
y escuchar los testimonios de sobrevivientes de los Centros de Detención sin
desarmarme. Porque los testimonios cuentan las condiciones en las que
estaban detenidos, las situaciones de violencia y destrucción de la condición
humana y no quiero ni pensar en esa posibilidad para ellos. No quiero de
ninguna manera ese destino para ellos. Los testimonios de los sobrevivientes
no dejan mucho margen para pensar en otros escenarios. Me atraviesan las
imágenes, me pegan, me tortura pensarlos ahí. Es mi dolor más grande.



Las fotos de la detención en la D2 son un documento del paso por el horror. El
encuentro con esas fotos me da una dimensión nueva de mis viejos. Un aspecto
de mis viejos que no conocía, la imagen de la tristeza, del dolor, del miedo.

Me duele ver a mi mamá así. Me duele ver su pelo sucio y despeinado, me
duele verla sin maquillaje, me asusta ver su postura encorvada. Me impactan
las fotos, el parecido de mi mamá con mi hija, la juventud de ella y mi papá.
Me impactan porque es como asomarme y acceder a un segundo de aquellos
momentos de terror.

Pero ver las fotos expuestas en el Archivo Provincial de la Memoria me
alivia. Porque es ver, finalmente, al Estado reconociendo que hubo Terrorismo
de Estado, “curando”. En este caso, como en los mundos del arte, el curador
refiere a quien guarda, quien custodia,  quien cuida. El reconocimiento de ese
discurso es reparador, como en otros aspectos y con otros objetivos es reparadora
la instancia judicial. Las instituciones reconociendo el derecho a la
palabra, a la denuncia y a la defensa.
El Estado cumpliendo su obligación de ser representante. Con la muestra, lo
sucedido, entra en el discurso social. La documentación sobre la detención ilegal
y la tortura está ahora inserta en la trama; entra, al fin en la cadena de
sentidos sociales. Antes era un no hecho, un no sentido. No era tema de
Estado y no era tema, entonces, más que en el interior de las familias y en
los organismos de derechos humanos.
Era muy alienante tener datos sobre detenciones, torturas y muertes guardados
durante años en los cajones de la casa porque no había nadie a quien le
importara.
Pienso que mostrar es doloroso, porque lo que sucedió es traumático, pero
que el nombrar alivia y repara.


Natalia Colón
2012


Bericht vanuit een niet NGO
als Human Right Watch 





Bergoglio: "wij zijn een kerk, geen NGO"

Geen opmerkingen: