En diciembre del año 2010 y en marzo del año
2011 me avisaron del
Archivo
Provincial de la Memoria que tenían fotos de la detención de mis
padres en la D2.
Por la edad
que tenía al momento desus
secuestros y desaparición, no tengo recuerdos
de ellos. Sólo los conocí por fotos. La frase que escribió mi mamá en su última carta:“
muéstrenle las fotos de su
cumpleaños todos los días para que no se
olvide de sus papás” iba a tener
de ellos. Sólo los conocí por fotos. La frase que escribió mi mamá en su última carta:“
mucho
significado en mi vida. No sé como eran
sus voces, ni su olor, ni el
sonido de sus risas, ni de sus gritos de
felicidad o bronca.
Sólo los vi, durante años, en fotos. Imaginándolos, imaginándome, imaginándonos.
Las fotos, que mi mamá había pedido me mostraran todos los días mis abuelos (con sus
Sólo los vi, durante años, en fotos. Imaginándolos, imaginándome, imaginándonos.
Las fotos, que mi mamá había pedido me mostraran todos los días mis abuelos (con sus
casas
allanadas varias veces) no pudieron hacer otra
cosa que guardarlas y esconderlas.
Vivíamos en un tiempo de silencio y de miedo continuo. Con la detención de mis viejos, también se
Vivíamos en un tiempo de silencio y de miedo continuo. Con la detención de mis viejos, también se
detuvieron
las imágenes y las palabras sobre
ellos. No más fotos de Berta y Daniel por
ningún lado.
Desde 1975 hasta 1985, diez años de paréntesis, que culminan con el Juicio a las Juntas y
Desde 1975 hasta 1985, diez años de paréntesis, que culminan con el Juicio a las Juntas y
mis abuelos diciéndome que era hija de desaparecidos
y no como creía hasta ese
momento, de muertos en un accidente.
Me duele ver a mi mamá así. Me duele ver su pelo sucio y despeinado, me
Pero ver las fotos expuestas en el Archivo Provincial de la Memoria me
Fue y sigue
siendo un aprendizaje difícil,
que implicó muchos años, el leer
y escuchar
los testimonios de sobrevivientes de los Centros de Detención sin
desarmarme. Porque los testimonios cuentan
las condiciones en las que
estaban
detenidos, las situaciones de violencia
y destrucción de la condición
humana y
no quiero ni pensar en esa posibilidad
para ellos. No quiero de
ninguna
manera ese destino para ellos. Los
testimonios de los sobrevivientes
no dejan
mucho margen para pensar en otros
escenarios. Me atraviesan las
imágenes,
me pegan, me tortura pensarlos ahí. Es mi
dolor más grande.
Las fotos
de la detención en la D2 son un
documento del paso por el horror. El
encuentro
con esas fotos me da una dimensión nueva de mis viejos. Un aspecto
de mis
viejos que no conocía, la imagen de la tristeza, del dolor, del miedo.
Me duele ver a mi mamá así. Me duele ver su pelo sucio y despeinado, me
duele verla sin maquillaje, me asusta ver su
postura encorvada. Me impactan
las fotos,
el parecido de mi mamá con mi hija, la
juventud de ella y mi papá.
Me impactan
porque es como asomarme y acceder a
un segundo de aquellos
momentos de terror.
Pero ver las fotos expuestas en el Archivo Provincial de la Memoria me
alivia.
Porque es ver, finalmente, al Estado
reconociendo que hubo Terrorismo
de Estado,
“curando”. En este caso, como en los
mundos del arte, el curador
refiere a
quien guarda, quien custodia, quien
cuida. El reconocimiento de ese
discurso es
reparador, como en otros aspectos y
con otros objetivos es reparadora
la
instancia judicial. Las instituciones reconociendo
el derecho a la
palabra, a
la denuncia y a la defensa.
El Estado
cumpliendo su obligación de ser
representante. Con la muestra, lo
sucedido,
entra en el discurso social. La documentación
sobre la detención ilegal
y la
tortura está ahora inserta en la trama;
entra, al fin en la cadena de
sentidos
sociales. Antes era un no hecho, un
no sentido. No era tema de
Estado y no
era tema, entonces, más que en el interior de las familias y en
los organismos de derechos humanos.
Era muy
alienante tener datos sobre detenciones,
torturas y muertes guardados
durante
años en los cajones de la casa porque
no había nadie a quien le
importara.
Pienso que
mostrar es doloroso, porque lo que
sucedió es traumático, pero
que el
nombrar alivia y repara.
Natalia Colón
2012
Natalia Colón
2012
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